José María Galán
La inexperiencia política de Susana Harp Iturribarria la ha sometido a la voluntad de su grupo más cercano y a quién aspira a controlar su destino y el de ella en Oaxaca.
A poco de que se conozcan los resultados de las encuestas reales de Morena, que distan mucho de la falsedad que le obsequian en sondeos patito que le construyeron para sorprender incautos, se preparan, desde su búnker, coordinadas por el desestabilizador número uno de Oaxaca, Flavio Sosa Villavicencio, una escalada de descalificaciones y protestas para justificar su ya anunciada derrota.
Susana Harp, se dejó llevar por el encanto que los expertos ambiciosos, acostumbrados a cobijar sus verdaderas intenciones de poder en gente sin el colmillo político que se requiere para enfrentar los retos de esta naturaleza en un estado tan politizado como Oaxaca y dónde coincidentemente, gente como Sosa Villavicencio, Cony Rueda , César Mateos, Hipólito Rojas y muchos otros que hoy forman su primer círculo de confianza solo han ganado sus espacio a base de presión, traición y chantaje.
A lo largo de todos estos meses y, a pesar de las advertencias que muchos han hecho de la falta de credibilidad de las falsas encuestas que se han publicado, hoy, Susana Harp, crecida en soberbia y convencida de que pesa más una cuota de género que la experiencia y el conocimiento real de lo que ocupa la gente de nuestra entidad para salir de la pobreza, pretende descalificar el proceso de selección de Morena.
El aprecio y lealtad presumido en sus redes sociales mediante fotografías con el presidente Manuel López Obrador, quedará de lado cuando conozca los resultados de las encuestas que Morena recientemente levantó y con ello quedará expuesto no solo la verdadera intención de “su equipo” que mantenerse vigentes en la política estatal y seguir manipulando, chantajeando y presionando para crecer económicamente o contar con espacios de participación, sino la incapacidad que tiene la cantante para tomar decisiones, por sí sola, que le ayuden a crecer en ese ámbito y, lo que mostró desde la primera vez que incursionó en esta actividad y que con claridad expuso: “solo llegó como invitada, pero no le interesaba ni participar, ni ser parte de Morena”.
Ahora vendrá el segundo golpe, la negociación, también sugerida por quién ya presume ser su coordinador de campaña y tomará las decisiones, Flavio Sosa, para que quien resultó triunfador en la contienda interna le ceda el mayor porcentaje de posiciones en su gobierno. Posiciones clave, donde el dinero fluya.
Susana pudo hacer un mejor papel, transitar con dignidad hacia mejores posiciones, pero equivocó la ruta por inexperiencia, creyó en lealtades que no ha tenido, como la de Cony Rueda que la expuso al grado de “defenderla” públicamente frente a la denuncia de Elena Ríos, hecha recientemente en el Senado de la República.
Creyó también en sus asesores de imagen, que dejaron correr infinidad de encuestas que no solo la posicionan como ganadora con porcentajes increíbles, sino bajo una estrategia que la ridiculiza, porque mientras las cifras señalan un gran respaldo, sus fotos de recorridos demuestran la poca capacidad de convocatoria que tiene y, sobre todo creyó en un equipo cuya historia está marcada por traiciones y ambiciones que los has hecho, sin menor pudor, abandonar las barcos cuando se están hundiendo.
Al tiempo, ya falta poco.