Un futuro incierto: mujeres afganas dispuestas a no renunciar a su libertad
Por: Ximena Alcázar
Afganistán nuevamente bajo el orden Talibán, después de 25 años de guerra fría contra los Estados Unidos de América. Los talibanes, grupo purista de seguidores del islam, tomaron con armas el control militar de ese país luego de que las fuerzas estadounidenses lo abandonaran, conforme al acuerdo estipulado durante el mandato del presidente estadounidense, Donald J. Trump.
¿Qué representa este mandato para las mujeres afganas? ¿Cuál es el papel del mundo y el feminismo en esto? Bajo el régimen Talibán las garantías y derechos de las mujeres se reducen a roles específicos. Con el paso de los años, y resultado de la internacionalización de los movimientos feministas, ha tomado fuerza el feminismo islámico, que representa hoy en día la esperanza de muchas afganas.
Sin embargo, existe una línea de discursivas fruto del globalismo y capitalización del movimiento feminista, denominado feminismo blanco occidental. Esta tendencia se nutre de los discursos islamófobos y con complejo de salvadores manejados en medios de comunicación y medios noticiosos.
El régimen Talibán y qué implica para las mujeres afganas
De acuerdo a los talibanes, los derechos de las mujeres responderán a la Sharía, que “constituye un conjunto de estipulaciones y leyes, que varían durante el tiempo, pero que en esencia busca prevalecer lo que es bueno para el individuo y la comunidad”. Sin embargo, esta respuesta resulta ambigua, ya que, durante el régimen que vivieron las afganas en 1990, se eliminó́ el derecho al acceso a la educación y el trabajo y eran obligadas a mantener relaciones maritales con combatientes talibanes siendo menores de edad, entre otras imposiciones más.
Durante los primeros días del régimen, combatientes talibanes ordenaron cubrir imágenes publicitarias con mujeres en ellas, obligaron a mujeres oficinistas a dejar sus puestos de trabajo intercambiándolas por hombres, con la amenaza de no volver a ocupar sus puestos.
Se ha ordenado el uso del hiyab y ropa conservadora, pero algunas personas optan por usar el burka también. Por precaución, muchas mujeres han quemado papeles y reconocimientos que las vinculen con logros universitarios o educativos, asimismo han desactivado sus redes sociales ya que pueden ser plataformas utilizadas por los talibanes para localizar mujeres que no se apeguen a su nuevo orden.
Es incierto el cómo se desarrollará este régimen, sin embargo, el miedo de volver a aquellos días ha hecho actuar a los afganos y afganas; y prevenir posibles escenarios catastróficos.
Es cierto, que la Sharía debe ser contextualizada y que ante los diferentes sistemas políticos europeos está desacreditada, es evidente que existe una falta de pluralismo jurídico y marcos normativos construidos con base en la identidad islámica, que podrían insertarse a través de un proceso de globalidad jurídica.
Feminismo islámico
El feminismo islámico nace bajo la búsqueda de la reivindicación de la mujer dentro de la Sharía y los textos islámicos, al mismo tiempo que luchan contra los discursos coloniales, incluso del ya mencionado, feminismo blanco, que no concibe la identidad islámica como acorde al feminismo occidentalizado.
Desde 2001 hasta la fecha han logrado que alrededor de 3,5 millones de niñas asistan en el último año a la escuela, más del 25 % de los miembros del Parlamento son mujeres, y casi el 30 % de las empleadas en las instituciones de la administración pública. RTVE
Una de las primeras manifestaciones feministas luego de la toma de poder de los talibanes se llevó́ a cabo por un grupo pequeño de mujeres activistas que sostenían carteles mientras gritaban: «la educación y la participación política es el derecho de toda mujer afgana».
Además, muchas mujeres afganas y activistas han tomado las redes para pronunciarse en contra de las opresiones, dispuestas a no renunciar a sus libertades.
Se ha demostrado que la tecnología y los medios digitales toman un papel importante durante los conflictos, “si apagan Internet, el mundo lo sabrá en menos de cinco minutos», proclaman activistas islámicas, que han logrado campañas de difusión gracias a las herramientas digitales.
Pashtana Durrani, activista afgana por la educación de las niñas señaló: «si limitan el currículo, subiré más libros a una biblioteca online. Si limitan Internet, enviaré libros a las casas. Si limitan profesores, haré una escuela subterránea».
Feminismo blanco y capitalización
El feminismo blanco es la reproducción de discursos que universalizan experiencias, invisibilizan realidades y llevan una carga racista, clasista y colonial, que siguen reproduciendo las desigualdades bajo la imagen de un feminismo válido y reconocido desde círculos privilegiados. El feminismo blanco sostiene que todas las mujeres son oprimidas por igual.
En el caso de las mujeres afganas, Boushra Almutawakel, autora de una fotografía creada en 2010 que se viralizó durante la crisis de Kabul, menciona que «No todas las mujeres que usan el hiyab están oprimidas».
Boushra sostiene que su discurso ha evolucionado, y que esa imagen ha sido utilizada para desacreditar el Islam y el uso del hiyab. “Antes, cada aldea tenía su propio velo. En algunos pueblos las mujeres ni siquiera se cubrían la cara.” y aduce, que no debe mezclarse la misoginia y su religión, pues considerar a las mujeres un objeto no es parte del Islam.
Se debe entender al feminismo como un movimiento transnacional, diverso y que responde a las necesidades de cada mujer desde su contexto cultural, social, económico y político. El capitalismo se ha beneficiado de lo “hegemónico”, lo que le puede vender, lo burgués, heterosexual, racista, etc.
Y si algo se le sale de las manos lo capitaliza con mercancía disfrazada de inclusión. La islamofobia existiría aunque no existiera el régimen talibán, el
feminismo blanco existiría, aunque no existieran las feministas islámicas.
El conocimiento evoluciona y permite validar otras propuestas, así como cuestionar los discursos y el lenguaje utilizado dentro de los medios informativos y lo que proclamamos en redes es crucial. Nuestro papel como mujeres y hombres dentro del mundo global es el de reconocer estas luchas y seguir compartiendo información que ayude a la difusión de estas historias
Ximena Alcázar, es licenciada en Comunicación y Medios Digitales; ganadora del concurso de ensayo sobre Investigación, Desarrollo e Innovación Lasallista con el tema: Eliminación de la Violencia contra la Mujer; seleccionada para participar en el Festival Cine en Femenino de Colombia 2020 y expositora fotográfica del proyecto “Nací mujer” – Biblioteca de la Universidad La Salle Oaxaca